Clóvis Cavalcanti: Papa Francisco

Clóvis Cavalcanti e sua conversa com o Papa, sobre a "Carta Encíclica do Sumo Pontífice - Laudato Si´ - Louvado sejas" e a Ecologia Econômica (ISEE- Sociedade Internacional de Econômia Ecológica)
Vaticano, 23.11.2016

Razones para una conversa de la International Society for Ecological Economics (ISEE) con el Papa Francisco

Clóvis Cavalcanti, Presidente-Electo de ISEE; www.ecoeco.org

En mi declaración como candidato a la presidencia de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica (ISEE, en inglés), en diciembre pasado, escribí: “Lo que me gustaría hacer como Presidente-Electo de la ISEE es contribuir de la mejor manera posible a que la ISEE represente efectivamente una fuerza que introduzca una nueva forma de ver el mundo dentro del campo científico con respecto a las relaciones entre la economía y la naturaleza. Mi perspectiva ha sido siempre, en la medida de lo posible, exactamente la misma de Herman Daly, Joan Martínez Alier, Nicholas Georgescu-Roegen (1906-1994) y muchos otros en ISEE. Creo que debemos promover una ciencia comprometida con el bienestar humano, con la búsqueda de la felicidad, o el disfrute de la vida, según las palabras de Georgescu. ISEE tiene todo para cumplir ese papel, en línea con lo que Daly propone con respecto a la economía del estado estacionario (steady-state economy). Y en consonancia con la reciente encíclica del Papa Francisco, Laudato Si’”.

Lo que me gustaría entonces hacer es, con el propósito de llevar la ISEE lo más cerca posible a la filosofía de Daly, desarrollar una relación estrecha con la encíclica Laudato Si’, cuyas credenciales ecológico-económicas me parecen incuestionables. En ese contexto, la ISEE necesita llegar hasta al Romano Pontífice para poder mostrarle lo cercano que estamos en cuanto al uso apropiado de la naturaleza para la promoción del bienestar humano. En nuestro caso, queremos demostrar que la ISEE puede ofrecer a aquellos – entre ellos el Papa – interesados en un desarrollo sostenible y socialmente armonioso, una base científica para la acción. Creo que la posición adoptada por una sociedad profesional de la ciencia está diseñada para aclarar la evidencia científica sobre temas relevantes para la política pública. Puede ir hasta identificar objetivos políticos alternativos (por ejemplo, la economía del estado estacionario) e incluso herramientas de política (por ejemplo, políticas fiscales y monetarias).

Una audiencia pública con el Papa ha sido confirmada para Stuart Scott y el Arzobispo de la Iglesia Ortodoxa Oriental Seraphim Kikotis, los dos de la ISEE, y también para Vera Cavalcanti, mi señora, y para mí. Ella se llevará a cabo el próximo 23 de noviembre en el Vaticano.

Stuart Scott (que es judío) y yo (un católico romano), además del Arzobispo Seraphim Kikotis, pensamos que el Papa con las Academias Pontificias ha asumido una notable misión, nada menos que impresionar la cordura sobre un sistema económico aparentemente insano, y sobre un orden mundial, donde la acumulación de riqueza financiera se considera el “bien más alto”, y los más hábiles y preocupados por el beneficio económico, y menos preocupados por consideraciones éticas y ecológicas, son promovidos a los más altos niveles de control y autoridad. Es un sistema en el que miles de millones de personas son inadvertidamente cómplices, pero que aparentemente se inclina por la destrucción de la Naturaleza y con ella la posible extinción de la humanidad. Así, la ISEE podría ser una referencia, suponemos, para la discusión de políticas de acción dirigidas a cambiar el curso de un punto extraordinariamente peligroso en el tiempo. Todo eso corresponde al mensaje de la encíclica papal Laudato Si’, en cuyo párrafo 141 se hace una explícita mención de la economía ecológica, bajo el nombre de ecología económica (las dos son la misma cosa, como lo expuse en un artículo en la revista Estudos Avançados, de la Universidad de São Paulo, en 2010). Es por tales motivos que tanto deseamos hablar directamente con el Papa Francisco.

Explicación

La Sociedad Internacional de Economía Ecológica (ISEE) es una organización científica multi-disciplinaria. De ella hacen parte ecólogos, economistas, filósofos, físicos, químicos, biólogos, educadores, historiadores, agrónomos, científicos políticos, sociólogos, antropólogos, botánicos, etc. Su propósito es estudiar las relaciones entre la economía (y la sociedad) y la naturaleza. Ella fue fundada en 1987, tiene una revista impresa mensual, llamada Ecological Economics (publicada por el Editorial Elsevier, en Holanda) y, a cada dos años, realiza su congreso mundial. El último, en junio de 2016, fue en Washington, D.C. (EUA) y el próximo será en la Ciudad de México en julio de 2018.

Audiência com o Papa Francisco no Vaticano, na sala Paulo VI, de Clóvis Cavalcanti, presidente eleito, e Stuart Scott, membro da Sociedade Internacional de Economia Ecológica (ISEE) . Vera Cavalcanti acompanhou os dois. Dia 23/11/2016, às 10h.

Clóvis Cavalcanti, presidente eleito da ISEE (Sociedade Internacional de Economia Ecológica) e Stuart Scott com o cardeal Peter Turkson, presidente do Conselho Pontifício de Justiça e Paz, sobre a Laudato Si e a contribuição que pode oferecer para a Enciclica a Economia Ecológica.
Roma, 30.11.2016

Clóvis Cavalcanti

Born in 1940, Clóvis Cavalcanti is a Brazilian ecological economist living in Olinda and working in the Recife area, Brazil. He is also an organic farmer since 1976, and an environmentalist. He taught ecological economics at the Federal University of Pernambuco and retired as an Emeritus Researcher from the Institute for Social Research, the Joaquim Nabuco Foundation. He was visiting professor at various universities including Vanderbilt (USA), La Trobe (Australia), Cuenca (Ecuador), Oxford (Britain), and the University of Illinois at Urbana-Champaign (USA). He has been a member of the scientific council of the Institute of Integral Medicine of Pernambuco (Recife) and of the Consultative Council of the Celso Furtado International Center for Development Policies in Rio. He is a founding member of the International Society for Ecological Economics (ISEE) and its present President for 2018-2019. He is also a founder and honorary president of ECOECO (the Brazilian Society for Ecological Economics). He has had assignments in the board of directors of ANPPAS, the Brazilian Association of Research and Graduate Studies on the Environment and Society, and in the board of CLACSO, the Latin American Social Sciences Council (Buenos Aires). He has pioneered work on patterns of sustainability in the Americas, comparing the US and Amerindian lifestyles. He has written and published regularly since the late 1960s in peer-reviewed journals. He is the author, co-author or editor of 12 books, including The Environment, Sustainable Development and Public Policies: Building Sustainability in Brazil (2000). He introduced the concept of ethnoeconomics during his visiting professorship at Oxford in 2000, publishing a paper on the subject in Current Sociology, Jan. 2002. He has done work on the role of traditional ecological knowledge in development, and on environmental governance. He collaborated in the preparation of Angola’s 2005-2025 development strategy, introducing a proposal (adopted) for a wealth fund based on oil royalties for use in perpetuity. He has written on alternative development paths and their policy requirements since the mid-1980s. In 2012-2013, he did work in Bhutan’s International Expert Working Group which contributed to a report submitted by the Bhutanese government to the UN. In December 1968 he gave a speech in Recife at a graduation ceremony under the title “Economics and human happiness: a quasi-philosophical essay”.

Meu Tempo

por Clóvis Cavalcanti

Meu tempo é feito de flamboyants floridos
com suas cores vitais
e seus múltiplos chamamentos.
Meu tempo é feito do aroma doce
que sai do amarelo cantante das acácias.
Meu tempo é feito das mangueiras tropicais
com seus frutos pingentes, de árvores de Natal,
que não permitem que se desista da vida
e da beleza completa do mundo natural.
Meu tempo é feito dos sorrisos precoces,
dos cumprimentos vespertinos,
da brisa que sopra carinhosamente
nas tardes rosadas de dezembro.
Meu tempo é feito de amizades
que não têm fronteiras
e se expandem infinitamente
em todas as direções
e por todas as eras.
Meu tempo é feito de expectativas reais
com suas formas antevistas
e suas concretizações imprevisíveis.
Meu tempo é feito de uma louca busca,
de uma brincadeira imensa,
sem espaço para as reflexões racionalistas.
Meu tempo é feito de desejo de doação
sem visar lucro ou retorno
– vontade visceral de ofertar um amor gratuito.
Recife, dez. 1982

POEMA AUTOBIOGRÁFICO - Clóvis Cavalcanti

Sou um produto inacabado de mim mesmo,
nascido no verão às 8 horas,
em um dia 8 do mês 12 do ano 40
– tantos oitos e múltiplos de oito!

Nasci e cresci no mato,
rodeado de canaviais
– herdeiro de uma história de engenhos,
de açúcar, cachaça e rapadura;
herdeiro de Cavalcantis, Bandeiras de Melo,
Carvalhos, Aguiares e Vasconcelos.

Nasci e cresci ouvindo histórias
de família mestiça,
produzida por índios, italianos e portugueses
(africanos deve ter havido, menos),
de avô plantador de cana
arruinado pela Grande Depressão.

Sou menino de usina,
da bagaceira onde brincava,
embolando nos montes de cana moída
fermentando, açucarada e negra,
para virar adubo.

Menino do mato,
vivi uma vida de brincar com barro,
subir em árvores
e observar os peixes do rio Fervedouro,
que corria junto de minha casa
(enquanto espiava meninas nuas se
[banhando).

Algumas vezes,
o rio enchia
e eu admirava aquela água barrenta
descendo, impetuosa.
Na Quinta-feira Santa,
secavam a Tomada
e o rio Fervedouro
era um formigueiro de gente
com balaios, redes e manzuás
pescando piaba, traíra e aruás.

Depois seguia o inverno,
eram meses silenciosos,
a chuva caindo em lindas poças
– poças largas, que pareciam grandes demais
para o menino
que espiava pingos caindo,
formando ondas múltiplas.
Depois vinham as libélulas
para mergulhar na água empoçada.

Ah! O inverno em Frei Caneca,
friozinho, úmido, lamacento.
Só havia luz para a vila até 22 horas,
mas na nossa casa nunca apagava.
Casa grande, com muitos quartos,
amplos alpendres, quintal, jardim,
tantas mangueiras
e o rio Fervedouro,
proibido de tomar banho devido ao
[schistosoma.

Esses foram anos de encanto,
de brincadeiras infantis,
de descobertas e uma vida mansa.
Meu pai, austero, sempre de gravata,
trabalhava, trabalhava, trabalhava.
Tinha histórias freqüentes para contar
– de fornecedores, de usineiros,
de operários, de camponeses,
de coisas e impostos a pagar.

Ah! Meu pai,
homem sério, duro e honesto.
Honestíssimo.
Deu a vida à usina,
que tirou das dívidas, incertezas e medos
pós-Grande Depressão.

Minha mãe ficava em casa
e era também Agente do Correio.
Fazia sempre doces, muitos –
de leite, de batata-doce, goiaba, banana –,
fazia bolo-de-rolo, souza-leão
e pão-de-ló de que meu pai gostava.
Não faltava bom licor de jenipapo
e outros mais,
conseguidos nessa faina doméstica
com a ajuda de tantas Marias
(a de Seu Zé Estribeiro era uma),
Zé Bodinhos, Helenas, Leopoldinas,
também por Geraldo, que trazia a água,
e um homem que mexia os tachos de doce.

Infância luminosa, calma, devagar,
na companhia de irmãos
sempre a nascer (foram dez),
na companhia da avó Iaiá,
que vinha de vez em quando,
e da longeva bisavó Madrinha.
Só conheci um avô querido,
morto cedo, aos 56 anos
(o outro foi-se antes que eu nascesse).

Queria ter tido avôs,
pais mais macios como são os avôs,
com quem fosse passear
e andar a cavalo,
como fazia comigo Vovô Arquimedes
no seu belo corcel negro.
Mas não tive avôs.

Meu pai nos levava a passear
nos dias de domingo.
Andávamos na usina,
subíamos nas moendas e caldeiras,
íamos à Tomada,
caminhávamos pela estrada de Maraial,
onde colhíamos mal-me-queres
e tabicas que nunca dispensávamos
(o centenário velho Ricardo
sempre nos trazia algumas
de ótima confecção).

As lembranças são doces,
Claras, cintilantes – de meu tempo de
[menino.
Nada se compara a uma infância
que valha a pena recordar.
A minha na Usina Frei Caneca!

Clóvis Cavalcanti

Nascido na Usina Frei Caneca, município de Maraial, Pernambuco, em 8.12.1940. Criou-se entre canaviais. O pai era contador da usina e a mãe, agente do Correio. Não teve curso primário regular. Aprendeu a ler em casa. Freqüentou escolas públicas e fez o último ano com padres salesianos de um internato em Frei Caneca, onde foi aluno externo. Fez o curso secundário (1952-1959) no Colégio Nova Friburgo (uma escola leiga da Fundação Getúlio Vargas, em Nova Friburgo, Estado do Rio), como interno.
Estudou ciências econômicas na Universidade do Recife (1960-1963). Teve como paraninfo Manoel Correia de Andrade e como patrono da turma Caio Prado Júnior. Estagiou na Sudene convivendo com Celso Furtado, Chico de Oliveira, Luís de Vasconcelos e outros.
Pós-graduação no Centro de Aperfeiçoamento de Economistas da Fundação Getúlio Vargas, Rio de Janeiro, janeiro-agosto de 1964. Aí estudou com Mário Simonsen e assistiu a palestras de Nicholas Georgescu-Roegen, pai da economia ecológica.
Mestrado de economia na Universidade de Yale, Estados Unidos (de setembro de 1964 a junho de 1965). Conviveu aí com James Tobin, Prêmio Nobel de Economia de 1988, e Celso Furtado, que estava exilado como professor visitante em Yale. Foi levado para Yale pelo prof. Werner Baer. Contra a vontade deste, decidiu não fazer doutorado em Yale por considerar que o melhor doutorado seria o da vivência com a realidade do Brasil e por discordar do conteúdo da teoria econômica ensinada nos Estados Unidos. Trabalhou em seguida no Comitê dos Nove, na União Panamericana (Organização dos Estados Americanos – OEA), entre junho e setembro de 1965, levado pelo prof. Carlos Díaz-Alejandro. Conviveu aí com Hollis Chenery e Rômulo de Almeida.Entrou na Sudene em setembro de 1965, convidado pelo superintendente-adjunto, seu ex-professor, Fernando Mota, para integrar a equipe do Grupo do Vale do Jaguaribe, trabalhando com franceses (de set. 1965 a abril de 1967). Ingressou também na Universidade do Recife, depois Federal de Pernambuco (UFPE), e na Universidade Católica de Pernambuco em setembro de 1965. Em outubro de 1967, entrou no Instituto Joaquim Nabuco de Pesquisas Sociais (IJNPS) e na Faculdade de Ciências de Administração da Fesp (Fundação do Ensino Superior de Pernambuco, depois Universidade de Pernambuco – UPE). Em outubro de 1970, renunciou a todos os empregos para ficar em dedicação exclusiva na UFPE, onde havia participado da fundação do Pimes (mestrado de economia). Em janeiro de 1973, passou a trabalhar apenas no IJNPS, como pesquisador e diretor do Departamento de Economia, voltando a conviver com Gilberto Freyre. Deu aulas na UFPE em 1974-1975, havendo organizado na graduação de economia, no segundo semestre de 1975, o primeiro curso regular de economia do meio ambiente do Brasil. Depois disso, dedicou-se somente à pesquisa no IJNPS, que virou Fundação Joaquim Nabuco em junho de 1980. Passou a dirigir o Instituto de Pesquisas Sociais da Fundação, cargo em que ficou até fevereiro de 2003 (com breve interregno entre março e julho de 1986). Aposentou-se em dezembro de 2010, às vésperas de completar 70 anos. Mas foi eleito pelos colegas para diretor da área de estudos do meio ambiente no Instituto de Pesquisas Sociais da Fundação Joaquim Nabuco, daí saindo em dezembro de 2013 e recebendo o título de Pesquisador Emérito. Eleito Presidente de Honra da Sociedade Brasileira de Economia Ecológica (EcoEco), da qual foi fundador, em 2011, tornou-se Presidente-Eleito da International Society for Ecological Economics (ISEE), de que é fundador, em 2016, assumindo a presidência efetiva da entidade para o período 2018-2019. Nessa condição, presidiu o XV Congresso da ISEE em 2018 em Puebla (México). Trabalhou na elaboração da estratégia de desenvolvimento de Angola para 2003-2025 e no estudo do governo do Reino do Butão para a ONU sobre a filosofia da Felicidade Nacional Bruta (GNH, em inglês) desse país do Himalaia, em 2012-2013. Sua participação nesses trabalhos foi sempre na ótica da Economia Ecológica, visando a promoção de um desenvolvimento que significa, na essência, prosperidade sem crescimento.